jueves, 28 de febrero de 2008

A vueltas con las elecciones y la religión

En estos días, se ha hablado mucho (por eso de ser período electoral), sobre si la Iglesia Católica puede pedir el voto a favor del PP, y (un poco menos, la verdad) sobre si el Consejo Islámico puede hacer lo mismo a favor del PSOE.

En éste tipo de cosas, tengo una opinión muy clara: Sí que pueden.

Y pienso que sí, desde una perspectiva laica, por lo siguiente: Cualquier Iglesia, por grande que sea, no es otra cosa, a efectos jurídico-sociales, que una organización más, "social" (digamos), dentro de la infinidad de asociaciones que hay en las sociedades pluralistas. No nos acoge a todos; sólo a sus "fieles" (Igual que la UGT, acoge sólo a sus afiliados). No son "Estado". Si lo fueran, entonces sí les tendríamos que exigir imparcialidad, e incluso "silencio", en según qué cosas. Pero no lo son. Igual que los actores, los músicos, los sindicatos, etc., no son imparciales, ni tienen que serlo. Es decir; para mí, tantos derechos ha de tener la Iglesia Católica como el Consejo Islámico o el una Asociación de Vecinos.

Y pienso que, desde la laicidad, hemos de defender que se le quite todos los privilegios "propios de Estado" que tiene y que no le corresponde (como el tema de las desgravaciones, la "X" de la Declaración de la Renta, el IVA, la religión en los colegios, etcétera). Pero no los "derechos"; aquellos a los que todos los colectivos tienen derecho, valga la redundancia.

Comisiones Obreras, la UGT, la SGAE, el PSOE, el PP, IU, etcétera, reciben dinero público, de todos, y piden más o menos claramente el voto hacia un lado (en el caso de los partidos, explícitamente a ellos mismos). Y lo hacen, con dinero de todos, porque todos ellos tienen financiación pública. Es decir; con mi dinero estoy pagando que se fomenten ideas totalmente contrarias a las mías. Pero no creo que el problema esté en que opinen o no; sino en que lo hagan con mi dinero sin darselo yo voluntaria y directamente. Sea cual sea la asociación.

La Libertad de Expresión, es una de las cosas más auténticamente sagradas que tenemos. Sagrada. Y por eso, pienso que limitarla, es profanarla. Porque limitar la Libertad de Expresión, en nombre de la tranquilidad social, está mal, lo haga Franco, Stalin, el PSOE o el PP.

Por eso, por poco que me guste lo que dice el Consejo Islámico, la Iglesia Católica, Falange Española Tradicionalista, Izquierda Revolucionaria, o quien sea, por ser liberal, pienso que pueden decir lo que les dé la gana, con un único límite: el código penal.

Eso sí: con mi dinero, no. No quiero que el dinero que doy al Estado vaya a otras "entidades" que no sean el Estado; ni partidos, ni sindicatos ni Iglesias. Pero no creo que la solución sea empezar a decirle a la gente sobre qué puede opinar y sobre qué no.

1 comentario:

Rafael Gallego dijo...

Este es un argumento pseudo-liberal y falaz que olvida precisamente la tradición y la historia que tanto predica la Iglesia. Por ejemplo los partidos políticos no reciben dinero alguno por ser partidos, sino por tener representación parlamentaria, es decir por ser parte del sistema democrático: ¿podría eliminarse? sí, pero los argumentos contra la financiación de las religiones y contra su impicación en política no dependen de esto.